20.4.17

El placer de la restricción según Tschumi

Bernard Tschumi, Ad no. 5
BONDAGE
En 1976-77, Bernard Tschumi hizo una serie de polémicos “Advertisements for Architecture”, cada uno como una especie de manifiesto visual. Se publicaron por primera vez acompañando sus propios artículos en revistas de arquitectura y arte como Oppositions, Architectural Design, Space Design, y Studio International  y fueron expuestos como carteles en galerías como PS1 y Artist Space. Al final se convirtieron en una serie de postales y se vendieron exitosamente.
Bernard Tschumi, Ad no. 8
Haciendo una parodia a la publicidad comercial, cada anuncio es una imagen llamativa, a veces chocante, acompañada de un eslogan. Cada uno es transgresivo. Todas las convenciones del buen diseño se tiran por la ventana. Literalmente. Una imagen de alguien lanzado desde una ventana va con el lema: “Para apreciar realmente la arquitectura, puede que incluso tengas que cometer un asesinato”. Otro muestra la imagen de una persona semidesnuda completamente atada con cuerdas gruesas, intrincadamente anudadas. El texto sugiere que la arquitectura es una forma de bondage placentero a través de las restricciones de las reglas auto-impuestas: “El juego de la arquitectura es un juego complejo con reglas que puedes romper o aceptar. Estas reglas, como tantos nudos que no se pueden desatar, tienen el sentido erótico del bondage: cuanto más numerosas y sofisticadas son las restricciones, mayor es el placer”. Otro anuncio muestra Villa Savoye, el edificio canónico de Le Corbusier, en estado de deterioro, y se deleita en su erotismo: “Se sabe que la sensualidad supera hasta los edificios más racionales: la arquitectura es el arte erótico definitivo. Llevada al exceso revelará los indicios de la razón y la experiencia sensual del espacio. Simultáneamente.”
Bernard Tschumi, Ad no. 3

Los anuncios coinciden con un conjunto de ensayos interrelacionados sobre la relación entre la arquitectura y la transgresión, el erotismo, la violencia, el placer y los límites, profundamente influenciados por Georges Bataille, Roland Barthes, Antonin Artaud y Philippe Sollers, como queda claro y de forma polémica en los títulos de Tschumi: “Architecture and Transgression” (1975), “The Pleasure of Architecture” (1977), “Architecture and Limits” (1980), “Violence of Architecture” (1981). Tschumi desafía a los diseñadores a considerar la posibilidad de que no haya tal cosa como un diseño inocente. La definición y ocupación más básicas del espacio tiene resonancias ilícitas. 
Cualquier relación entre un edificio y sus usuarios es una relación de violencia, ya que cualquier uso implica la intrusión de un cuerpo humano en un espacio dado, la intrusión de un orden en otro ... El amor a la violencia, después de todo, es un placer antiguo. ¿Por qué la teoría arquitectónica se ha negado a menudo a reconocer tales placeres y siempre ha afirmado (al menos oficialmente) que la arquitectura debe ser agradable a la vista, así como cómoda para el cuerpo?... El placer de la violencia se puede experimentar en cualquier otra actividad humana.1
La moralidad del diseño tan anunciada resulta ser una máscara de disimulo. Las líneas controladas del diseño son exactamente eso: control, autoridad, restricción, represión y placer.

[1] Bernard Tschumi, “Violence of Architecture”, Art Forum, (September 1981) 44-46

COLOMINA, Beatriz, WIGLEY, Mark, Are We Human? Notes on an Archaeology of Design, Lars Müller Publishers, 2016, pp. 186-188